sábado, 16 de octubre de 2010

THE SPECIAL ONE

Buenas tardes a todos,

“La verdad” vuelve con un monográfico que se estaba esperando desde que empecé a escribir porque la llegada del protagonista del mismo no ha defraudado a nadie.

El aliciente de este artículo también es la comparación con el anterior. Dos colegas muy distintos. Pasar de la tenebrosa noche a un día bastante luminoso.

Por fin llegó a nuestro país y a nuestro gran club Yosé. Pero ¿quién es José Mouriño?

Como todos sabeis “The special one” no siempre lo fue. Le conocimos en el cuerpo técnico de Bobby Robson en el Barcelona de la temporada 96/97. Estuvo también con Van Gaal en el segundo del fútbol español pero a pesar de esos célebres mentores y de ese inicio en un gran club, el traductor que llegó a ser hazmerreír de los medios volvió a su país para comenzar con humildad su carrera como primer entrenador.

Esa etiqueta de traductor creo que fue clave en la evolución de su carrera profesional. Como jefe, Yosé, no dejaría nunca más que esa imagen le oscureciera. Iba a mandar, iba a ser protagonista, iba, incluso, a despreciar e iba, sobre todo, a ganar.

Mou ha ganado 18 títulos en ocho temporadas, no le queda nada por ganar a nivel de club y lo ha ganado con equipos distintos (unos favoritos y otros tapados y sorprendentes) y en ligas diferentes. Cuando uno gana mucho y lo hace en lugares distintos está claro que su fórmula es exportable y exitosa. En este caso, casi infalible. Podríamos decir que Mouriño aporta valor añadido allá donde va.

El bueno de Mou tiene muchos detractores. Creo que ni estos ponen en duda su valía como entrenador. Todos le distinguen como un gran técnico y un ganador nato pero no gusta su estilo futbolístico y, sobre todo, se detestan sus maneras hacia el resto de actores de esta gran película.

La gente no traga su soberbia y arrogancia y tienen mucha razón cuando dicen que no es un ejemplo de deportividad.

Por otro lado están sus partidarios. Aquellos que no sólo no rechazan esa conducta sino que la admiran o la envidian. Son personas como Mouriño u otras que veneran esa confianza y esa superioridad porque no la tienen. A sus fanáticos les apasiona que a su Yosé arrogante sus victorias le conviertan en incontestable.

Por último estamos los que se encuentran en un punto medio. A mi me parece que el personaje que representa es exagerado y antipático. Carente de la elegancia que a mi me gustaría para un entrenador del Real Madrid pero he de reconocer que no me molesta.

Su discurso es más autosuficiente que despectivo hacia los rivales y ese tipo de egocéntricos no me molestan tanto.

Soy de los que piensan que interpreta un papel. Seguramente sea un chulo pero todo es demasiado excesivo. La forma en la que acapara protagonismo me parece demasiado forzada. Ha llegado a reconocer que el hombre del que está enamorada su mujer no es como el Mouriño entrenador. Me lo creo aunque sospecho que pretende seguir alimentando su misteriosa imagen.

Tampoco creo que sólo lo haga para quitarles presión mediática a sus jugadores. Disfruta con ello (la venganza del traductor).

Dejando de lado sus aspectos personales lo que más me importa es su talento como técnico que me parece enorme.

Disfruto de la honestidad brutal de sus declaraciones, de lo políticamente incorrecto que es y de su gran conocimiento del juego y del funcionamiento de un club. Sabe entrenar, sabe dirigir a un grupo de personas y sabe ejercer de manager al estilo inglés, una figura cercana al puesto de directivo.

Cuando se anunció su fichaje por el Real Madrid ni muchísimo menos reaccioné con euforia. No estaba demasiado contento porque aunque quería abandonar el perfil bajo que tenía su puesto en nuestro club y recibir a un gran entrenador que pudiera consolidarse durante años en Madrid (el portugués lo hará), me parecía demasiado defensivo, rozando lo intolerable para un club como el nuestro.

Su Oporto era un batallón defensivo perfectamente coordinado, su Chelsea un grupo de atletas amantes del fútbol físico y vertical y con tendencia al cerrojazo y su Inter una banda de sufridores que disfrutaron de la vuelta al más puro estilo italiano tradicional.

Con estos precedentes, sabría entender lo que significa el Real Madrid, se adaptaría y conseguiría que el equipo no sólo fuera competitivo sino que además jugase bien.

¿Por qué iba a hacerlo si nunca lo había intentado? ¿Sabría realmente cómo se hace?

Pues reconozco que me parece que lo está haciendo. La sorpresa es mayúscula. Me veía condenado a una temporada de victorias aburridas y con un final en blanco como en los últimos dos años. Ahora albergo esperanzas.

Mis esperanzas derivan de la voluntad que veo en el Real de jugar de otra manera. José Mouriño, cambiando su propia historia, está intentando que el equipo toque el balón, que acumule gente arriba, que CR7 la pase… y lo está consiguiendo.

Algunos detalles a valorar son que el equipo tiene porcentajes de posesión altísimos, realiza ataques muy largos en muchas ocasiones, los laterales juegan muy adelantados, contra el Español recuperaron bastantes balones en campo contrario, Ronaldo, Benzema y Ozil defienden e Higuain y CR7 eligen más sus disparos y conducen menos la pelota.

Son muy buenas señales, para mi, más importantes de lo que pueda parecer. Su predecesor, Pellegrini, era un entrenador de fútbol ordenado, alegre, ofensivo y de toque corto que sucumbió a las características de sus jugadores principales: Cristiano, Higuaín y Kaká. Se arrodilló ante el individualismo de ese tridente, la verticalidad de los goleadores y su gusto por el vértigo del contraataque. No impuso su estilo.

The special one está intentando cambiar las cosas a pesar de que el nuevo estilo no era el suyo. No se está dejando llevar, no está haciendo lo fácil. Está trabajando. ¿Por qué?

Porque sabe que sin el balón se ganan partidos pero no títulos, llega un equipo a tu casa, esconde la pelota y te gana 0-2 arrebatándote la liga o llega otro y con un centrocampista de refuerzo en la segunda parte domina el medio campo y te deja en ridículo ante toda Europa por sexto año consecutivo.

Sigo pensando que estamos por debajo del Barcelona pero quizá sea el único rival superior en toda Europa, quizá también sea asequible. Ahora empiezo a creer, a tener fe. A lo mejor no sólo la liga belga es interesante este año.

Estoy cerca de convertirme en seguidor de “the special one”.

Qué viva el fútbol y los buenos entrenadores.

Un abrazo a todos.