miércoles, 21 de diciembre de 2011

¿Y AHORA QUÉ?

Buenas noches antiguos amantes del fútbol,

Tengo que contaros que el sábado 10 de diciembre de 2011 caí en depresión.

Una depresión temporal pero depresión. Todavía queda alguna secuela en forma de apatía y desilusión futbolística pero sobre todo, sigo sin saber el porqué de los acontecimientos que me llevaron a ella.

Aquel día recibíamos en nuestro campo al vigente campeón con muchas expectativas creadas y una pila de puntos de ventaja sobre nuestro enemigo.

Era optimista en cuanto al resultado como ya sabéis pero nos reconocía inferiores y contemplaba la posibilidad de una derrota. Lo que no contemplaba era el juego y el planteamiento del Real Madrid aquella noche ni el desarrollo del partido.

Mou nos regaló el 4-2-3-1 habitual del que se había dudado en los días previos y ordenó presionar a los suyos como había hecho en los choques de agosto.

En medio de la confusión blaugrana, un mal pase de Valdés y un par de rechaces afortunados para los blancos desembocaron en el gol del rey Benzema en el primer minuto. En los instantes siguientes, viendo a un Real todavía agresivo pensé incluso en que la goleada era posible. Todas las circunstancias se ponían a nuestro favor.

Pero poco después nuestro amado equipo retrasó las líneas. De repente, el Barcelona tenía el balón, y era demasiado pronto. Sinceramente, me sorprendió que nos replegáramos tan temprano.

Mediada la primera parte, una sucesión de fallos de los nuestros terminan con Alexis cruzando el balón en un gran remate y empatando el partido. Desolador. Decepcionante.

Sin mucho esfuerzo, también sin mucho peligro, los de Pep mantuvieron el balón hasta el descanso y en el tiempo del bocadillo, el ánimo de los socios, la atmósfera en la grada ya no era de victoria, era como mucho de tablas.

Como también conocéis, el empate me parecía bueno pero desconfiaba de la manera de conseguirlo, seguía siendo optimista y creía que podíamos mantener nuestra renta de seis puntos pero empecé a tener dudas.

Hasta que no llegó el rocambolesco 1-2 el Madrid no volvió a tener peligro pero también entonces comenzó a quebrarse. Dos bandos se diferenciaron, los que atacaban y los que defendían (podría diferenciarse un tercero, el de los que jugaron de pena).

En otro fallo táctico de Marcelo, el enésimo con esta camiseta, llegó el gol de Cesc y con el 1-3 el Madrid se vino abajo y el Barça sumó ocasiones para la goleada.

Tras la narración de los acontecimientos o de cómo los viví en mi asiento, de los que también se puede extraer algo, realmente, ¿qué ocurrió?

Al principio me fui del país tres días y no lo pensé, luego no lo entendía, después hablé con algunos madridistas con buen criterio y hoy tengo algunas conclusiones pero no la certidumbre que acostumbro a tener.

¿Vimos a un gran Barcelona de nuevo? ¿Superior? Mi respuesta es que NO. Ese Barça no presionaba en la recuperación del balón como el del 2-6 o el 0-2, no jugaba a la velocidad del conjunto que nos hizo la manita, Valdés estaba nervioso, Puyol y Piqué más lentos y Messi mucho menos activo y peligroso que otros días. A su favor, he de decir, que Guardiola interpretó bien el partido adelantando a Alvés con la desventaja en el marcador formando el 3-4-3 con el que se había especulado y sus jugadores, como siempre, jugaron con inteligencia.

¿En qué se equivocó Mou? ¿Qué hicieron mal los de planeta Floren? Me gustó la alineación, aunque prefiero a Sami, Lass fue de los mejores, Coentrao estuvo sensacional en defensa (por lo menos para mi) hasta el 1-3 y sigo pensando que como se demostró en la Supercopa el trivote no era necesario.

También me gustó que saliéramos a acorralar al rival en su campo pero me sorprendió y decepcionó que lo dejáramos de hacer con un pírrico gol de margen, ¡estaba funcionando!

Esta es la primera clave, dejar de presionar. Cuando llegas al partido como favorito, líder con diferencia, juegas en casa y te pones 1-0 arriba, echarte atrás transmite un mensaje triste y muy peligroso a tu rival. Transmite que te falta hambre o seguridad en ti mismo para ir a morder, para ir a derribar, a desmontar a tu rival. Esto provoca que con el paso de los minutos, tu contrario crezca. Así ocurrió.

Segundo apunte, cuando el Real reculó faltó mucha tensión. Pretendíamos defender sólo por colocación, sin agresividad sobre el balón y esto no funciona ante un gigante como el Barça. Esa intensidad y concentración si se tuvieron en los duelos del mes de abril y mayo, incluso cuando no estuvo Pepe por sanción. Entonces los de la Castellana jugaban casi poseídos, corrían hasta la extenuación. El 10-D, tapaban huecos y demasiadas veces veíamos que el jugador del Camp Nou que pasaba el balón estaba solo y el que recibía ese pase también se encontraba libre de marca.

Había demasiado espacio, demasiada comodidad para jugar. ¡¡¡Estábamos blandos!!!

Tercer posible motivo del fracaso, imprecisión. He hablado de esta diferencia entre los nuestros y los suyos en otras ocasiones y lo he hecho, planteándolo como una diferencia de calidad técnica que todavía creo que existe pero ese fatídico sábado empecé a pensar que otra causa, que ya se atisbaba antes, podía ser la principal por encima de la habilidad con el balón. La inteligencia.

Algunos dirían ansiedad, otros, complejo de inferioridad y seguramente todos tendríamos razón porque están todos los conceptos relacionados, unos pueden ser consecuencias de otros pero a lo que me refiero es que en esta ocasión la imprecisión me pareció más fruto de nuestra precipitación que de la presión de nuestro eterno rival.

Si el oponente no presiona y tú pierdes el balón o eres mediocre con la pelota o tomas malas decisiones. ¿Son los jugadores del Real mediocres con el cuero? No pero desde luego, si toman muy malas decisiones en el campo (Cristiano, Pepe y Di María se llevan la palma en este apartado. Definitivamente, tengo claro que el fideo sobra en el once).

Esta cuestión de inteligencia la expuso con elegancia pero crudeza mi querido Ricardo preguntando cómo sería una entrevista, calmada en una mesa, con los cinco jugadores estrella de cada equipo. Qué fluidez verbal y solidez en sus argumentos mostrarían cada uno de los grupos. El sarcástico Álvaro fue algo más duro señalando que algún jugador blanco tendría problemas para encontrar el camino de salida de la ducha sin ayuda.

De inteligencia se trata cuando tomamos decisiones, de inteligencia se trata cuando hay que interpretar situaciones, de inteligencia se trata cuando hay que “leer partidos” y manejar los tiempos (absolutamente fundamental para la vida, en general).

Si sólo te acompaña uno de los tuyos contra cuatro o cinco defensas y no esperas a nadie más, has tomado una mala decisión. Si intentas un taconazo aislado en campo contrario, vuelves a equivocarte. Si giras sobre ti mismo encerrado en una banda para acabar centrando al área a un solitario delantero rodeado por tres zagueros, yerras una vez más.

Cuándo nos vamos a meter en la cabeza que aunque nuestra gran virtud sea el contraataque, que aunque nuestra ventaja competitiva sea la velocidad, que aunque las características de nuestros jugadores incitan a la verticalidad, los partidos a veces exigen algo más.

En ocasiones hay que parar, si el balón está durándote un segundo, quizá haya que parar. Si tú rival está creciendo con la pelota, quizá haya que frenar. Si vas por delante en el marcador y estás cansado para presionar, quizá haya que enfriar el partido, quizá haya que defender con el balón.

Si no somos capaces de verlo, si nos somos capaces de reconocer que necesitamos incorporar más recursos, no podremos darle la vuelta a esto. Muchos dicen que es ansiedad y obsesión por el Barcelona, no lo sé, quizá.

¿Y ahora qué? Gracias a Dios ganamos en Sevilla, con la derrota habríamos perdido la Liga, pero el hat trick de CR ya no ilusiona tras tanta actuación decepcionante en los clásicos.

Puntuar en la vuelta contra el otro caballo ganador empieza a sentirse como algo más remoto y sin esos puntos no habría trofeo.

¿Podremos cambiar nuestro juego? Después de varias exhibiciones de posesión y combinación, reaparece la precipitación. ¿Añadiremos esos nuevos recursos?

Tengo más dudas y escepticismo que ilusión.

El único consuelo es esa fe inagotable del madridista, fe que siempre vuelve y que puede alimentarse incluso con una victoria contra la Ponferradina.

Perdido y confundido, se despide vuestro amigo y fanático del fútbol.

viernes, 9 de diciembre de 2011

¡HASTA EL FINAL! ¡¡¡VAMOS REAL!!!

¡¡¡¡¡VAMOOOOOOOOOOOOOOOOOOSSSSSSSSS!!!!! ¡¡¡VAAAAMOS!!!

Como dijo Eduardo Punset, “la felicidad es la antesala de la felicidad”, por eso, hoy, el día antes del día “D”, la euforia y los nervios son difíciles de controlar.

Llego un poco tarde pero todavía a tiempo, espero que todos los fieles a “La verdad” podáis leer esta entrada antes del partido y agradezco que hayáis estado alerta reclamándolo para calentar el choque.

Tomo hoy como título uno de mis cánticos favoritos del Bernabéu porque llega un momento grande que todos los madridistas esperábamos. Llega EL DUELO, éste si que lo es de verdad.

En los equipos realmente grandes, no tenemos miedo a que lleguen estos partidos sino expectación. Queremos demostrar a todos que hemos crecido, que volvemos a estar ahí y que lucharemos por recuperar lo que es nuestro.

Con humildad y con el respeto que hay que tener al campeón pero la ambición propia de este club y del que es líder, vamos a intentar asestar el golpe definitivo a esta liga y quizá al ciclo blaugrana.

Y, ¿por qué sería el golpe definitivo? He de ser consecuente con mis palabras y cualquier resultado distinto a la derrota creo que nos daría la Liga.

Si ganamos no hay que abundar en más comentarios, nueves puntos y el golpe psicológico de la victoria serían letales.

¿Si empatamos? Desde mi punto de vista sería suficiente, aparte de lo expuesto en mi anterior entrada os recuerdo que el año pasado, la primera diferencia entre Madrid y Barcelona superior a tres puntos la marcó el Barça en la jornada 19, con un clásico ya jugado, tras el empate de los nuestros en Almería. Era de cuatro con toda la segunda vuelta por jugar y los de Pep no es que acabaran siendo campeones, que lo fueron, sino que ni perdieron el liderato ni estuvieron a menos de cuatro puntos en ningún momento de la segunda vuelta.

El nivel del Real Madrid es suficiente para confiar en que si tras un duelo directo tenemos seis puntos seremos capaces de mantenerlos en esta Liga tan desequilibrada.

¿Cuáles son mis temores? Ninguno.

¿Cuáles son mis dudas? Los partidos ante el Valencia y el Atlético de Madrid y la alineación con la que se especula que los de Mou saltarán al campo.

En el anterior artículo os hablé de esa táctica del mínimo esfuerzo contemplada en Noviembre de 2010 y de nuevo en Mestalla este año y lo hice antes del derbi. El partido contra los colchoneros no me gustó.

Fue distinto, no arrasamos al principio para dormirnos después pero no estuvimos fluidos, no disfrutamos la brillantez de semanas precedentes, nos atascamos.

El partido en el Molinón, estuvo bien habida cuenta de la baja del nuevo líder, el nuevo 14 pero tampoco fue brillante.

Llegamos en un buen momento pero quizá no en el pico de forma en lo que llevamos de temporada.

Pero lo que más me inquieta es la alineación. Se habla de “trivote” y eso me preocupa hasta casi rozar el miedo.

La torpeza de “Lasaña” Diarra y Sami Khedira creo que está fuera de cualquier debate y con la capacidad para la presión que tiene el Barcelona, no hace buena mezcla.

Confiaba en que la buena imagen del Madrid en la ida de la Supercopa, con doble pivote, y la incontestable trayectoria blanca en los primeros meses de competición condujeran a Yosé a alinear el mismo esquema de siempre pero parece que volverá a una táctica mucho más reservona y fiel a su propia naturaleza.

Si a pesar de esa táctica no habitual el Madrid sale a por el partido como hizo en Agosto y presiona al rival en campo contrario, no me preocupará demasiado porque creo que estamos en condiciones de ser agresivos y transmitiremos el mensaje adecuado.

Por el contrario, si además de soltar a los dos perros de presa juntos, cedemos terreno y balón, intuyo que nos meteremos en un lío por dos motivos.

El primero es que aguantar defendiendo al Barcelona es muy difícil por su aglomeración de pequeños jugones y segundo, porque el mensaje que le enviaríamos a los campeones sería triste, sería acomplejado cuando ellos esperan (no creo que teman) a un rival fuerte, renovado y confiado.

¡Importante! El empate nos vale pero cuál es la mejor manera de obtenerlo. Creo que buscando la victoria. Siempre lo creo y esta vez más que nunca.

Bajando al césped, lo que espero futbolísticamente es lo siguiente.

El Barcelona saldrá con 4-3-3 (esto no es recular, es su sistema de siempre, cambiarlo sería una imprudencia y una apuesta ofensiva equivocada, mal entendida e innecesaria para un equipo que siempre es ofensivo), Alves se incorporará bastante poco al ataque, Busquets y Abidal nada. Tendrán las líneas en medio campo pero serán agresivos ahí y buscarán ganar el partido a base de posesión, quizá lenta, pero que les asegure el control, que mantenga alejado al Madrid del área de Valdés.

Los últimos metros estarán en manos de Messi, otra vez, rozando la dependencia.

Xavi, Busi e Iniesta en el medio, Alexis y Cesc arriba con la pulga.

El Madrid saldrá con Coentrao haciendo de Arbeloa, el trivote mencionado y el Rey en la punta flanqueado por nuestras dos balas: el fideo Di María y el guapo Ronaldo.

“Trivotazo” pero líneas adelantadas como en el choque estival, eso es lo que espero, si marcamos pronto, tanto para Mouriño, si no, problemas para los suyos por cansancio y falta de recursos en la zona media.

Coentrao es sólido pero puede sufrir a pie cambiado, sobre todo, a la hora de sacar el balón. Confío en que CR fije (aunque no desborde) a Alves y que Di María vuelva loco a Abidal. La presencia de Benzema es necesaria en esta ocasión ya que sin media punta, su movilidad y variedad de repertorio serán más útiles que la verticalidad y el hambre del “Pipa”.

Pepe en la defensa junto al “Príncipe gitano” aportan algo nuevo y tremendamente valioso contra el Barcelona: velocidad y agresividad. Cualquiera de los dos puede salir y cualquiera de los dos puede hacer la cobertura al otro. Será fundamental para estorbar el juego entre líneas de Cesc si juega de falso nueve y clave para morder en el control y evitar la carrera con balón de Lionel.

Esta nueva pareja de centrales (estos si que son los Reyes de Europa) pueden ser los principales responsables de un hipotético cambio de rumbo de los duelos entre estos enemigos irreconciliables y pueden conseguir que el partido sea aburrido y frustrante para Fábregas que ha destacado goleando hasta ahora pero al que me apetece ver contra una pareja tan dura y compenetrada. Obviamente se gana en posesión pero se pierde en remate y juego de espaldas a Casillas, yo saldría con tres atacantes natos (Pedro o Villa al once) pero no voy a enmendarle la plana a Guardiola.

Deseo y confío en una victoria pero espero un empate porque es lo que parece que quiere Mou y él domina este juego. Además Pep colaboraría, desde mi punto de vista, con una alineación con cuatro peloteros sin mucha pólvora que alientan una posesión improductiva.

Todas estas consideraciones pueden ser alteradas y anuladas por los grandes genios que mañana se reunirán en la capital, dentro y fuera del terreno de juego. Los místers pueden sorprendernos con algo en sus planteamientos y los grandes cracks (no sólo el jodido Messi, alguno más, atención a Kaká desde el banquillo) pueden hacer saltar por los aires todo lo preparado en la pizarra en cualquier momento, ojalá lo hagan.

Mañana se enfrentan los dos más grandes del mundo en el encuentro más igualado que yo recuerdo y al nivel más alto, de ambos, que yo he vivido.

Mañana el mejor equipo del mundo visita al mejor Madrid desde los galácticos. ¡¡¡Qué el fútbol no defraude nuestras expectativas!!!

Mañana puede decidirse un título.

Mañana puede empezar a cambiar la historia.

Disfrutemos.