martes, 31 de enero de 2012

¿RESURRECCIÓN O ESPEJISMO?

Buenas noches a todos y ¡felicidades a los hinchas del Real Madrid!

Empiezo muy festivo a pesar del ambiguo título que da nombre a este artículo porque las cosas son como son y así hay que decirlas. La coherencia con lo que he escrito en el pasado, mi estado de ánimo, mis sensaciones cuando he visto los últimos partidos del Madrid y, sobre todo, la historia, dicen que en la casa blanca volverán a sumar su título más repetido. Volverán a conquistar un trofeo de máxima relevancia.

Pero no todo han sido alegrías entre las muchas cosas que han ocurrido desde que escribí por última vez lleno de desidia.

En estos 15 días se jugó el partido que yo recibía con tanta pereza y estuvo a la altura de mis expectativas. El Real volvió a tirar la toalla, a deshonrar su historia, su leyenda.

He de aclarar que prefiero el fútbol ofensivo y los entrenadores que lo son (aunque me gusta que también trabajen la defensa) pero no creo en que sólo haya una forma de jugar y de competir como pretenden predicar en Barcelona, y que, por lo menos desde mi punto de vista, la imagen del Real Madrid la da su historia, sus valores, los jugadores salidos de su cantera y sus directivos, que son su representación institucional.

La imagen del Real Madrid no la da un entrenador que provoca y es arrogante en ocasiones o un defensa agresivo y seguramente desequilibrado porque no han crecido en este club, porque tampoco se quedarán mucho tiempo.

Estos dos párrafos son necesarios porque la traición a nuestra historia en el partido del 18 de enero no reside para mi en el pisotón de Pepe o en que se regalase el balón. Nace en el miedo y el complejo con el que los blancos salieron al campo, con los que su técnico planteó el partido.

Me resistía a creer todo aquello del complejo de los merengues contra los blaugranas, achacaba nuestras derrotas a diferencias técnicas y tácticas pero después de la ida de la Copa empecé a convencerme de esa historia.

Defendí a Mou en sus ultra defensivos planteamientos del mes de abril y mayo de 2011 porque veníamos de más de dos años de neta inferioridad y estábamos en construcción. El camino se anda paso a paso. Pero tras dar los primeros y seguir creciendo en agosto en la Supercopa no pude entender ni el planteamiento timorato y relajado del 10-D, ni la regresión al trivote el 18-E, sobre todo después de la exhibición del Español en Liga contra los mal proclamados creadores del fútbol pocos días antes.

Más allá de orgullos que no conducen a ningún sitio o demagogia sobre la grandeza del madridismo, considero un planteamiento equivocado el del Real en el Bernabéu siendo el partido de ida de una eliminatoria de Copa.

En una ronda a doble partido, empezando en tu casa, hay que intentar ganar, y con margen. Concederle la posesión de balón al Barcelona (lo que le gusta) confiando en dejar la puerta a cero es bastante ingenuo y poco realista ya que el Barça de Pep pocas veces se ha quedado sin marcar en tres temporadas y media. Pensar que vas a marcar dos goles con los 11 en tu campo, con los extremos haciendo coberturas y con Lasaña y Pepe en el centro del campo acompañando al moribundo Xabi es también muy difícil de creer.

Entonces, ¿a qué aspiraba Yosé? ¿A empatar a cero? ¿A uno? Ambos son malos resultados en casa en una eliminatoria. Valían en Champions meses antes pero ahora… ¿No somos mejores que entonces? ¿No es el Barcelona más débil que aquella vez?

Los números contestan que si a las dos preguntas y diría que el fútbol también. El Real es capaz de tener posesiones más largas ahora y presionar a Valdés en su área. Los de La Masía son más lentos y se dejan más puntos fuera de casa que en el anterior curso.

Conclusión: planteamiento equivocado, resultado calamitoso (de la irresponsabilidad de alinear a dos jugadores casi sin minutos jugados después de más de cuatro meses de competición, ni hablamos).

Repercusiones: todos empezamos a dejar de creer. Porque más importante que perder es no estar cerca. Más duro que caer es ver que vuelves a alejarte.

Una semana más tarde se volvían a ver las caras. El mejor Özil había reaparecido frente a los leones, se había filtrado supuestamente una conversación de vestuario (me creo que se haya filtrado algo, la conversación tal y como se ha contado, en absoluto) y se empezaba a hablar del futuro, en otro lugar, de “The special one” la próxima temporada.

Y lo de blanco probaron otra cosa. Porque cuando haces las cosas siempre igual, ¿qué suele pasar? El Real jugó con doble pivote y los defensas jugando de defensas. Jugó con el bloque medio que en ocasiones fue alto. Jugó rápido porque su estilo es distinto al del Barcelona y no es necesario que sea igual porque no es la única verdad pero no jugó vertical ni a la contra. Fue coherente con el que tiene que remontar una eliminatoria y jugó con la concentración y la intensidad necesarias de una cita como esa.

Y estuvo sensacional. Y tuvo el balón (fuera de casa). Y tuvo las ocasiones. Pero no tuvo suerte ni acierto en alguna jugada defensiva (ya pasa de castaño oscuro).

Volvimos a ponernos por debajo y ahí salió la fe inagotable, la dignidad de nuestro escudo. Es en estos momentos cuando tiene que aparecer, no tienen que ser nuestra bandera, ni nuestro primer argumento pero que no se pierdan porque nos distinguen.

Sin nada que perder pero tampoco prácticamente nada que ganar, el Real siguió empujando y lo hizo con más toque y menos músculo aún que antes (¡el Pirata al campo!). Y funcionó. ¡Claro! Porque no se puede vivir con miedo y porque si siempre juegas a no perder, rara vez ganarás.

La suerte, el árbitro (con eso ya contamos siempre que jugamos contra nuestros eternos rivales… ) y el fallo de Arbeloa (el suyo y el de Pepe en el córner de Puyol son dos goles, demasiados regalos en una sola eliminatoria si quieres competir de verdad) nos dejaron fuera del torneo que fue nuestro en 2011 pero el fútbol nos devuelve algo importante.

La confianza.

Todos los que rodeamos al mejor club del siglo XX habíamos entrado en depresión, sólo Tomás Roncero mantenía la fe. Y es que había razones para deprimirse.

Sin embargo, tras ese empate a dos, podemos confiar en ganar cuando sea necesario. En el campo y circunstancia en el que estemos.

Espejismo. Podría serlo. Si volvemos a los malos hábitos (y en el caso de Mou son hábitos) podemos vivir de nuevo una regresión. Si de nuevo fallamos en las áreas, en las dos, seremos castigados. Si el Barcelona se reanima ligeramente podríamos volver a perder.

Y el espejismo podría ser total si el campeón portugués nos deja en verano para volver a las islas. Esta generación del Barça todavía no ha muerto, ¿podremos terminar de desterrarla sin Yosé? Preferiría no comprobarlo aunque creo que es muy probable que nos veamos en esa tesitura.

Pero no sólo pasó eso en esta quincena. También el Villarreal le quitó otros dos puntos al segundo y dejó en siete la diferencia del líder, margen que me hace sentir campeón. Un campeón que ya dosifica esfuerzos, como el sábado contra el Zaragoza. Creo que no veremos una segunda vuelta brillante pero si eficaz de los de la Castellana y Cibeles volverá a llenarse pero cuidado porque podrá no ser fin de ciclo sino tan solo un espejismo.

La semana se cerró con la derrota, séptima consecutiva, de mi ídolo Nadal contra Nole. Pero ésta tuvo algo diferente a las anteriores y algo parecido al cruce copero entre los dos grandes; Rafa se soltó, dejó de sentirse inferior. Necesitó estar contra las cuerdas pero cuando lo hizo, se acercó, compitió y pudo ganar.

Cuando estás en esa situación también puedes perder pero ya no hay fracaso, sólo éxito del contrario. No hay fracaso porque se restablece el equilibrio.

Esa actitud puede y debe traer victorias en el futuro. A Rafa y al madridismo. Que no se queden en espejismos…

Hasta pronto amantes del fútbol.

lunes, 16 de enero de 2012

PEREZA

Buenas noches a todos,

hay un premio para el que adivine de qué voy a hablar hoy. ¿Algún valiente? ¡Del Madrid - Barça! Claro, lo que todos queríais como sólo llevamos ocho en poco más de un año...

Sinceramente, no me apetece en absoluto escribir sobre este partido, es el mal llamado clásico al que llego más frío pero en este tipo de eventos hay que aparecer, no puede uno esconderse.

¿Por qué me apetece tan poco? Primero, porque como he dicho llevamos demasiados y no hay tanto que analizar y segundo, y principal, porque todavía no he recuperado toda mi fe después del desesperanzador 1-3 encajado en casa el 10-D.

No he recuperado mi fe porque puedo soportar perder pero me cuesta demasiado si no veo una línea ascendente, si no veo señales de cambio y porque el Real desde entonces no ha vuelto a jugar bien al fútbol.

¿Cuáles son las buenas noticias? Que el Barça también está mal y que no vamos de favoritos. Ya sabéis, si todo es igual y lo haces de la misma forma, ¿qué pasará?

En qué se diferencia esta visita de los de Pep de la anterior: en que casi todos daban favorito al Madrid en casa y con seis puntos de ventaja y ahora con cinco y jugando a la orilla de la Castellana también, casi nadie piensa que seamos los candidatos.

En este contexto futbolístico y en mi abrumador estado de apatía he de mojarme una vez más sobre lo que puede ocurrir, básicamente porque si no sería tan aburrido para vosotros como para mi.

Las bajas nos han facilitado un poco la tarea. No parece que sin Sami y el espartano, la poca confianza depositada en Kaká, Albiol, Granero y Sahin últimamente, y lo reciente de las recuperaciones de Carvalho y el fideo, haya muchas opciones para el 11.

Apuesto por el hombre de Mendes en la diestra de la retaguardia porque hace más que no juega de medio y por "Lasaña" como medio para dar coherencia a la alineación. Arriba, dudo si jugará con nuestro nuevo héroe Callejón a costa de Gonzalo o de Mesut pero apuesto por las vacas un poco más sagradas y creo que el canterano, desde su asiento Recaro, verá a Karim en la banda, a Mesut intentando destacar por fin en un derbi y al Pipa celebrar su lustro blanco frente al demonio blaugrana.

También apuesto a que CR volverá a llevar a la colisión su desesperada precipitación contra el muro del fracaso con cara de ex "4" de Cruyff.

Por la otra parte, creo que saldrán los de siempre, los del envite en liga y que, por lo menos al principio, jugarán con defensa de cuatro.

Respecto al juego, el Barcelona, a lo de siempre; el Madrid, debería jugar a lo mismo de los primeros minutos del último duelo o lo mismo a lo que jugó el Español: presión y velocidad, porque está claro que es la mejor fórmula (para encerrarse ya habrá tiempo cuando valga un empate en liga o en la vuelta de esta eliminatoria o de una hipotética en Copa de Europa).

Y llega el momento caliente: mi pronóstico. Pues como soy "La verdad" seré honesto con vosotros, no tengo ni idea. No estoy tan seguro de que el Madrid vaya a ser agresivo, no sé si sabrá hacerlo bien llegado el caso, aspiro también a una pájara del Barcelona (precisamente porque ahora se espera menos de nosotros)pero lo peor es que apenas me importa.

Me da igual la Copa. No porque sea un título menor, aunque lo es, si no porque sigo perdido y desilusionado y creo que debemos concentrarnos en no tirar lo que ya considero nuestro: la Liga.

Coherente con mis afirmaciones, dogmáticas en ocasiones, la distancia es suficiente y la fea victoria en las islas tuvo sabor a suerte del campeón, se sintió algo de la atmósfera de Capello de 2007.

Sólo podemos perderlo nosotros y este título si es de primer nivel y si supondría un paso adelante en el proyecto de Mou y en nuestro camino hacia el derribo de la hegemonía barcelonista.

Hastiado y despreocupado se despide vuestro amigo y seguidor "masivo" de este deporte.