martes, 27 de julio de 2010

PLANETA FLOREN

Hola de nuevo,

tras la resaca del mundial, aunque tendremos ese recuerdo siempre durante la temporada, hay que empezar a mirar adelante. Llegan los fichajes y uno de los momentos favoritos de todos para poner en cuestión a uno de los personajes más controvertidos del mundo del fútbol: Florentino Pérez.

Es uno de los momentos favoritos porque el modelo deportivo, de gestión o de negocio si queréis, de Floren es criticado, e incluso denostado, por muchos.

Creo que debemos partir de la base de lo que hemos sufrido o padecido los madridistas durante lustros antes de que el “ser superior” llegara a la casa blanca. Presidentes sin formación, experiencia, canchulleros e incluso presuntos delincuentes han pasado por la presidencia gracias a victorias por populismo unos, por apropiación indebida del poder otros y por fraude algún tercero…

Esos precedentes ponen en valor a Florentino que tiene, por supuesto, muchos defectos pero que parte con una honradez de momento incuestionable, una exitosa experiencia directiva contrastada y unas maneras muy diferentes a las de sus predecesores. Éste es el perfil que el club con más palmarés del mundo y número uno en facturación anual (obra del Sr. Pérez) debe exigir, no menos.

Sobre este principio creo que es bueno hacer un repaso de la historia de Floren con el Real Madrid porque tiene tres etapas diferenciadas y cada una está explicada en parte por la anterior.

1ª etapa, Florentino el candidato: muchos han olvidado este periodo pero nuestro Presidente no siempre ha ganado.

Hace muchos años, en 1995, sufrió una derrota electoral relativamente inesperada para él que cambió su manera de entender su papel en el circo del fútbol.

Aquella vez se presentó como un serio ingeniero de caminos y respetado empresario que quería profesionalizar el Real Madrid y sanear sus deterioradas cuentas después del despilfarro de Ramón Mendoza.

Cuentas ajustadas y un proyecto a largo plazo eran sus apuestas pero se encontró con una derrota ante un personaje con mucha menos preparación e inteligencia que él pero si con un carisma y un encanto de barra que Florentino no poseía. El populismo, la inercia de la masa desinformada, dejó a D. Ramón en el poder y al club al borde de la quiebra.

Ésta sería la última vez pensó Florentino. Y así fue.

2ª fase, Florentino el ser superior: tras su primera derrota el equipo volvió a descomponerse, Mendoza dimitió, Lorenzo Sanz se aprovechó para alcanzar la poltrona sin ganar unas elecciones y en un intentó de legitimar su poder en las urnas subiéndose al carro de la Copa de Europa de Redondo y Anelka, convocó elecciones anticipadas para perpetuarse. Craso error.

Florentino estaba listo. Haría todo lo necesario para ganar. El modelo económico y de gestión ya no eran primordiales, había que conquistar al pueblo: Figo o el abono gratis.

Además se movió con agilidad recopilando votos por correo y consiguió una victoria sorprendente para muchos. Comenzaba su historia en nuestro querido club.

Desde entonces el populismo y la supremacía de lo empresarial sobre lo deportivo guiaron su mandato e hicieron que su trabajo quedara incompleto.

Una gran operación inmobiliaria, la recomposición total de la plantilla en 2000 y la llegada de balones de oro galácticos cada año deslumbraron a todos.

Florentino parecía capaz de todo. Cualquier cosa que quisiera estaba en su mano si se remangaba. Los ingresos crecían, los mejores llegaban y el equipo ganaba.

Su modelo de gestión se estudiaba en las Universidades americanas y era pionero en ciertas maniobras comerciales, criticadas al principio pero copiadas después por todos, por ejemplo, las giras asiáticas. Era omnipotente.

Pero se cometieron errores y el modelo cayó arrastrando al bueno de Floren.

Florentino no dio valor a la labor del entrenador ni tampoco a la de los suplentes en un equipo de fútbol. Pensó que teniendo grandes estrellas en el once inicial era suficiente.

No necesitarían estar preparados física o tácticamente, su talento podría con todo ni tampoco ser relevados o dosificados. Los suplentes no brillaban, ni ingresaban, por lo tanto, no interesaban.

Así salieron jugadores como Cambiasso, Flavio, Macca, Morientes, etc. y la estrategia de costes se vendió al gran público como una apuesta por la cantera.

Zidanes y Pavones fue una gran mentira que apostaba por jugadores mediocres y baratos, mayoritariamente en puestos defensivos (los que menos lucen) para compensar presupuestariamente la plantilla.

En 2004 llegó el colapso. Los galácticos envejecieron y el plan B eran Núñez, Mejía o Borja. En el banquillo estaba Queiroz, el espantapájaros de ojos azules, sin brújula.

El equipo, líder en todo hasta abril, se despeñó y Floren comenzó a dar bandazos guiado por la opinión de otros, sin convicción.

Le dijeron que había que tener clase media y fichó a Gravesen, Pablo García o Diogo. Le aconsejaron que había que fichar estrellas emergentes y trajo a Baptista y Robinho. Oyó que había que nacionalizar la plantilla y trajo a Ramos.

No consiguió remontar y acabó dimitiendo. Una salida muy criticada, para mi lógica.

3º episodio… y ¿último? Florentino el salvador redimido: ante la vergüenza institucional que nos hizo sufrir Calderón emergía quien nunca debió irse, el todopoderoso Planeta Floren, al rescate de un Real Madrid perdido y triste en Europa.
Empezó con buenas intenciones y también buenas acciones: su glamour y el de los cracks que traía dieron ilusión necesaria después de la supremacía del Barça el año anterior pero también venían más jugadores necesarios y de distintos perfiles.

Muchos fichajes y mucho dinero invertido pero era necesario y asumible siempre y cuando no se convirtiera en una costumbre.

Sus buenas intenciones residían en fichar a Wenger para darle el control. Proyecto deportivo, no sólo económico, y competencia de fichajes para el que los iba a dirigir. Lo que esperábamos, lo que había fallado en su anterior mandato, pero no pudo ser.

No pudo ser porque Arsene no quiso venir (no se atrevió) y el que si quiso, el segundo plato, no tuvo confianza de Floren para tener el mando (fallo de nuestro Presidente).

Manucho no estuvo a la altura pero tampoco le dieron el control que necesitaba y se sucedieron los pasos en falso que nos dejarían otra vez en blanco.

La salida de Robben, Snejder o Negredo para compensar gastos quizá fuera un error si ahora inviertes lo mismo en Di María, Oezil o Mario Gómez, por ejemplo, y la antigua política que todavía se mantiene de fichar caro a galácticos porque su tirón comercial lo amortiza (Kaká), te atrapa futbolísticamente porque te obliga a mantener durante años en el equipo, y en el campo, a quien quizá por juego o edad no se lo merezca.

Ahora con Mou parece que se vuelve al modelo del manager plenipotenciario, su última buena intención, y si hay paciencia (más de un año) debería salir bien aunque nos aburriremos…

Os pido una nueva oportunidad, la última, para la enésima versión de Planeta Floren y que sea lo que Dios quiera.

En próximas semanas homenajes a Guti y Raúl. Siempre, qué viva el fútbol.

viernes, 16 de julio de 2010

EL FÚTBOL ES NUESTRO

¡¡¡CAMPEOOOONES!!! ¡¡¡CAMPEOOOONES!!! ¡¡¡OEE!!! ¡¡¡OEE!!! ¡¡¡OEE!!!

¡Menudo subidón amigos! Nuestros mejores deseos fueron superados este domingo con una victoria espectacular, emocionante y de mucho significado.

He de reconocer que mi vocabulario es completamente insuficiente para calificar la magnitud del logro de nuestra selección y la euforia que viví el domingo y que sigo viviendo ahora porque esto me va a durar tiempo, bueno, toda mi vida.

Había vivido otros grandes triunfos del Real Madrid, algunos esperados desde mucho tiempo atrás, pero nunca de la misma manera que este triunfo de la roja.

El mundial es el torneo de los torneos. Siempre he pensado que en él las estrellas se convierten en jugadores de verdad. La intensidad de todos los equipos es inigualable, participan todos, de todos los países y todos con hambre de gloria. La oportunidad sólo llega una vez cada cuatro años y por eso la presión, y la recompensa, no tienen comparación alguna en este deporte.

En ese escenario España ha demostrado ser grande. Llegaba como favorita por ser campeona de Europa y ha sufrido la presión añadida de la derrota en el primer partido pero ha ido creciendo en su juego, recuperando su estilo de 2008 y, sobre todo, ha ganado. No ha fallado, ha dado la talla en el gran momento.

Centrándonos en la final, el comienzo español fue muy bueno con 15 minutos de presión y dominio, una vez más, malgastados. Después de ese periodo Holanda empezó a equilibrar el partido.

No porque se hiciera con el dominio sino porque enfrío el de España, teníamos un poco menos el balón, jugábamos más lento y no llegábamos pero ellos hacían poco realmente salvo patear a nuestros jugadores.

Los minutos pasaban angustiosamente para mí, para todos, ya que cuanto más se acercaba el final menos margen de maniobra y de error quedaban. Un gol en contra lo hubiera hecho casi imposible y yo me estaba poniendo enfermo.

España recuperó el peligro en la prórroga. Con Cesc en el campo y ante una defensa más cansada empezaron a llegar ocasiones por donde se supone que es más difícil, por el centro, pero nuestra gran carencia, el remate, nos impidió cerrar el partido antes y la ansiedad siguió aumentando.

Anticipé la semana pasada que para mí el partido tenía un atractivo especial por enfrentarnos a dos ex-madridistas.

La satisfacción ha sido doble ya que ganando a esos marrulleros y navajeros vestidos de naranja han caído también en el botín Van Bommel, uno de los emblemas del antifútbol y Snejder y Robben, sobrevalorados, lloricas y menores.

Robben, peligroso y activo todo el partido, no pudo superar en la banda la defensa de ayudas española ni encontrar a ningún compañero desmarcado gracias a esas ayudas. Cuando buscó hacer daño en el centro con su velocidad fracasó hasta dos veces en el momento en el que los cracks tienen que marcar la diferencia. Sus quejas al final sólo pueden justificarse por su impotencia pero no puede estar contento con su actuación.

El caso de Snejder es especialmente risible. Se vio lo que había visto en el Bernabéu tantas veces: un jugador mediocre, que no es una estrella, que sólo sabe sacar a balón parado y chutar desde lejos. En su desesperación intentó batir, hasta en dos ocasiones, a Iker desde 40 metros, ridículo. Eso fue todo lo que pudo ofrecer, ni regates ni pases (sólo uno) pero si bastantes faltas y unas declaraciones absurdas al término del partido.

La española ha sido una victoria de estilo, de justicia y muy buena para el fútbol ya que un equipo que pretende jugar y juega, que tiene paciencia y deportividad se ha visto recompensado frente a otro que hizo un planteamiento más que defensivo, violento. Inadmisible e ilegítimo.

Aparte del gol, para mí, el momento cumbre llegó en el minuto 61. Pase de Wes y desmarque de Robben. Desde que Arjen inicia el movimiento comienza una secuencia que duró segundos pero que se me hizo eterna y quizá también al holandés.

Robben recibe solo, sin nadie cerca, con mucho espacio y el mejor portero del mundo (vuelve a serlo) delante.

Dos estrellas de equipos rivales tienen que dirimir una jugada decisiva para el partido, ante la mirada de miles de personas en el campo y cientos de millones por televisión, una oportunidad, una jugada, que seguramente solo pase una vez en la vida.

Casillas no la paró por casualidad: midió los tiempos, la distancia, aguantó y porque es un campeón, llegó.

A medida que Iker se iba haciendo más grande Robben se iba haciendo más pequeño en el momento en el que los cracks se consagran. Como Ronaldo, como Zidane, como Rafa Nadal, como Michael Jordan.

Después llegó el 116, momento en el que una pequeña gran estrella, ya leyenda, tras insistir mucho con poco acierto pero sin esconderse jamás, encontraba por fin el camino a una victoria de equipo. Una victoria épica en un partido espectacular para cualquier aficionado.

Consiguiendo algo tan grande que todavía no hemos asimilado aunque se celebrase por todo lo alto (no podía ser de otra manera) durante dos días.

Este país amaba demasiado este deporte como para no estar en la lista de campeones.

Tras Eurocopa y Mundial hemos demostrado que España manda en este juego y este equipo ya es historia.

Lo conseguimos: el fútbol es nuestro.

viernes, 9 de julio de 2010

¡¡¡PODREMOS!!!

Hola a todos,

el pasado domingo escribí pensando que no volvería a hacerlo hasta ocho días después, el lunes, tras jugarse la final. Con la confianza de que España estaría allí pero con tranquilidad pensando que aguantaría la tentación.

No ha podido ser, mi estado de euforia me impide esperar hasta entonces y la importancia histórica de clasificarse para la final me obliga a aparecer en La Verdad.

El miércoles fue un día grande por lo conseguido y, sobre todo, por la forma de hacerlo. Yo personalmente sentí que no estuviera Müller porque hubiese querido a Alemania con todo y me dio rabia (y me da todavía hoy) que no arriesgaran algo más en el partido.

Me daba rabia porque no me hubiera satisfecho tanto ganar a una selección timorata, sin su máximo goleador y con una ayuda arbitral (Ramos hizo penalty claro, y fue expulsión, al final de la primera parte pero ha sido debidamente censurado por nuestro medios y no volveremos a ver esa jugada en este país).

La timidez alemana continuó en la segunda mitad y Müller seguía en la grada pero el juego de la selección española no ofreció dudas en la segunda parte. Desde el primer minuto se notaba que teníamos mucho más peligro, demasiado para los alemanes.

Iniesta volvió a liderar al equipo, determinante ante Paraguay y desequilibrante en la semifinal, buscó más el uno contra uno, los espacios aparecieron y la defensa germana empezó a sufrir. Necesitábamos, y necesitaremos, esa velocidad en el juego.

Vino bien tener a Pedro cuya velocidad y, sobre todo, sus ganas de chutar ayudan mucho en una selección donde se ve poca puerta. Xabi Alonso y él fueron los únicos que se animaron a disparar desde fuera lo que siempre resulta útil contra una defensa cerrada.

Tras unos 17 primeros minutos trepidantes llegó la gran jugada, el córner inolvidable en el que un Puyol muy inteligente corre desde muy atrás, sin marcaje, para saltar y atacar el balón con una rabia y fuerza imparables. Se demuestra que el mundial es un torneo de veteranos: el físico (o la falta de él) pesa menos en un torneo corto y la experiencia es un grado bajo tanta presión. El jugador con mayor capacidad de concentración que posiblemente hayamos visto siempre está listo para la batalla y lo volvió a demostrar.

La segunda parte española fue un golpe en la mesa, una demostración de autoridad y nos hizo merecedores del triunfo. Así da gusto pasar, sin dudas, con seguridad y orgullo de lo que tenemos, de lo que somos. Hemos ido de menos a más en el torneo y esto huele a final feliz.

En los últimos artículos habréis podido observar que he relajado mis críticas a Del Bosque. Los motivos, la mejoría de la selección y que no era el mejor momento, había que apoyar y ahora más que nunca pero tampoco puedo esconderme ya que los que me conocéis me buscáis ahora que Vicente triunfa.

Sigo pensando lo mismo y algún día cuando sólo escriba sobre él os explicaré la verdad de este asunto pero de momento sólo puedo decir que no ha restado pero sigue sin sumar demasiado.

Alinear a Pedro no es un gran acierto ni un descubrimiento. Pedro jugó muy bien y aportó algo necesario pero no ganamos por él y es un jugador más de la selección, de los 23, ha marcado más de 20 goles y no es un conejo sacado de la chistera de la cantera en mitad de una temporada, es un titular en el campeón de liga. El riesgo lo corrió Guardiola en su momento, no Del Bosque.

Sigo pensando que el doble pivote es un lastre, Xavi sigue sin ser él y nuestro mayor problema, el gol, tendría mejor solución con Cesc, Silva o Torres junto a Villa y Pedro.

Tan poco valor añadido aporta que la jugada del gol se la propuso Puyol en la semana previa porque la entrenan con Pep en el Barça, reconocido por Carles y por Vicente, ¿recordáis lo de la autogestión?

Pero corramos un tupido velo sobre este asunto porque mi emoción ha ido creciendo cada minuto desde el pitido final del miércoles y no veo el momento de que llegue el domingo. Como yo estamos todos los españoles y todos estamos juntos por lo que hasta yo soy Del Bosquista ahora si es necesario (ya habrá tiempo de criticar… ).

El domingo vengaremos a Florentino y a todos los que dijimos que no estaban mal vendidos los holandeses y tocaremos el cielo.

Para mi, como madridista, tiene un atractivo especial jugar contra Snejder y Robben porque aunque son buenos jugadores están sobrevalorados y han sido utilizados durante todo el año para atacar al Real Madrid. Hace 10 años, un extremo y un mediapunta se disputaban y se sucedían en el balón de oro, Figo y Zidane, ahora lo hacen Wes y Arjen. Las comparaciones son odiosas.

El vago y promiscuo que perdía 200 balones al mes y recaía de sus lesiones constantemente se ha convertido en católico, ha adelgazado y ha recibido un trato exagerado de la prensa por llevar el 10 y meter algún gol de rechace. Jugador correcto pero sin más que no sería titular en ningún caso en la roja.

Robben si que es bueno de verdad pero en su momento un chupón propenso a las lesiones y caro podía no tener sitio. Ha hecho la mejor temporada de su vida pero tampoco creo que haya que tirarse de los pelos.

El domingo se dirimirán estos y otros duelos, veremos el papel de Vicente o si Torres es titular o no pero lo más importante es que todo el país vivirá la mayor locura que he visto en mis años de vida y nos coronaremos como reyes del deporte Rey.

Una Eurocopa y un Mundial seguidos serán la confirmación de que el fútbol es nuestro.

Disfrutemos de todo esto. España está cambiando y nuestra mentalidad. Todos juntos el domingo. ¡¡Ganaremos!!

¡¡¡QUÉ VIVA EL FÚTBOL!!!

domingo, 4 de julio de 2010

LA HORA DE LA VERDAD

Hola a todos,

Ha llegado la hora de la verdad (y nunca mejor dicho). Para España y, lógicamente, para Holanda, Alemania y Uruguay.

Ya queda muy poco de este igualadísimo mundial (esto no tiene que ser necesariamente positivo), cada enfrentamiento está menos claro que el anterior, no hay margen para el error y la ansiedad alcanza cotas muy elevadas.

En la última semana hemos visto caer a Brasil, Argentina y Portugal. Dos grandes clásicos y tres favoritos en esta copa a las que el fútbol ha puesto en su sitio.

Brasil tenía muy claro y muy trabajado su estilo de juego pero era rácano, no hacía justicia a la historia de la canarinha y ha traído consecuencias. No mereció perder pero las preferencias defensivas de su seleccionador les dejaron sin recursos para intentar remontar un tanteo inesperado.

Muchas oportunidades en la primera parte, ventaja en el marcador y, de repente, un gol en propia puerta tras falta inexistente a Robben, un cabezazo de Snejder tras fallo en el marcaje de Melo y unos confiados brasileños angustiados por una situación que no estaba en sus planes.

Cuando hubo que buscar el gol del empate no había precisión en el pase (¡Alvés centrocampista!), no había apoyos (nunca los ha habido en un equipo de contragolpe), ni ideas para, o siquiera, costumbre de atacar contra una defensa encerrada.

A Portugal le pasó algo similar. Hicieron el planteamiento esperado, el de equipo inferior, defensa y búsqueda de un solitario gol que les adelantara en el marcador y pudiera sentenciar el partido… y estuvo a punto de salirles bien.

Tres clarísimas ocasiones con empate a cero podrían haber cambiado todo pero no había plan B y cuando España se adelantó ya no quedaba nada. El miedo se paga.

Por último Argentina, Maradona había trabajado bien el aspecto psicológico. Sus jugadores parecían unidos, motivados y con confianza en ellos mismos. Todo esto y la calidad de sus delanteros nos hizo creer que eran candidatos pero todo era mentira, no había nada detrás.

Llegada la hora de la verdad las carencias tácticas y futbolísticas de los argentinos se tradujeron en una derrota con estrépito. Totalmente humillante.

Eran incapaces de quitarles el balón a los germanos y de hacerles daño en ataque con un juego caótico y desordenado sin bandas y con demasiado campo para Messi. Al final otra decepción que no debería sorprender porque en la clasificación ya avisaron.

Nuestra España, por su parte, ha mejorado mucho. En los dos últimos partidos he vuelto a ver al equipo intentando tocar y dominar. Recuperar el estilo que teníamos desde 2008 aunque todavía con algunos problemas.

Contra Portugal realmente sólo hubo 15 minutos de buen fútbol (del 55 al 70 con gol incluido) y luego 20 de control de la situación también meritoria, mientras que contra Paraguay sólo hubo dos disparos a puerta, el gol y el penalti detenido por Villar.

Dominamos, controlamos el partido (nos llegan muy poco) pero falta fluidez. Hasta cierto punto es normal. Somos más conocidos, más favoritos que hace dos años y los equipos se encierran con muy buenos planteamientos defensivos ante los que nos cuesta tener ocasiones pero creo que todavía podríamos hacerlo algo mejor.

Jugar frente a un equipo que planta el autobús es muy antiguo y siempre ha habido mecanismos. Uno de ellos es jugar por las bandas, el principal, pero cuando nosotros lo hagamos deberíamos tener en cuenta que no tenemos jugadores que centren bien ni tampoco grandes rematadores de cabeza (es decir, Navas colgando balones de nuevo, no, por favor).

De esta manera las entradas por las bandas tienen que ser de otra manera, regates o paredes que terminen con un jugador pisando área y centrando raso.

Otro recurso es disparar desde fuera del área de vez en cuando pero tampoco tenemos chutadores (incluso parece que a Sweet Iniesta y a Xavi les parece ordinario hacerlo).

Para hacer ese juego de paredes rápidas y toque en corto que es tan poco académico y si bastante complicado, si tenemos jugadores de sobra pero hay que ponerlos en el campo y darle velocidad al balón.

Insisto, echo de menos a Silva o a Cesc en lugar de Alonso o Busquets para mejorar ese juego entre líneas pero quizá ahora no sea el momento de que entren.

Contra Alemania el partido será diferente a los anteriores. Si nuestros rivales salen a dominar seguramente lo consigan porque ahora mismo son mejores que nosotros y tendremos que defender en vez de atacar. Entonces encontraremos los espacios y la verticalidad será recomendable para lo que la alineación de los últimos partidos podría funcionar.

Tendríamos más problema si nos esperan atrás porque estos si tienen pegada y un plan de emergencia si tienen que buscar la remontada. Son el mejor equipo, o el más completo, que he visto en los últimos años después del Barcelona de 2009.

Mi pronóstico: Alemania saldrá a dominar, echará de menos a Müller en los metros finales y España, paradójicamente, ganará al contraataque (sería bueno seguir confiando en Torres entonces a pesar de que sigue sin remontar).

Luego nos esperaría Holanda con dos ex madridistas que se postulan para el balón de oro pero que verán a algún barcelonista (¿Xavi?) levantando ese trofeo y a un portero, que siempre vuelve, liderando la celebración de un equipo y de todo un país.

Nos vemos la semana que viene.

Un abrazo campeones del mundo.