lunes, 23 de abril de 2012

RESURRECCIÓN

Inmejorables noches,

recupero parte del título del 31 de Enero porque se ha contestado la pregunta que introducía la entrada de aquel día: ¿resurrección o espejismo?

Ese día el Real Madrid venía de empatar a dos en el Camp Nou tras remontar y jugar un gran partido dominando al rival otrora intocable. Lo hacía después de una actuación ridícula en el Bernabéu, en el partido de ida contra el mismo oponente.

La derrota en el primer partido de esos cuartos de Copa produjo una decepción y un desánimo similares a los que sentí tras ver la ida de la semifinal de Champions ante el Bayern.

En Munich no se jugó tan mal, no se quedó en evidencia pero se volvió a repetir un partido mediocre como el de Vallecas, la visita al Betis, los empates ante Málaga y Villarreal o las tablas sin goles contra los de Emery. Demasiados sustos en tan poco tiempo minan la confianza cuando llega el momento clave de la temporada.

Pero este sábado el Madrid resucitó de nuevo… y ya van dos veces. Y esta ocasión es más importante y distinta.

Es más importante porque decide un título y es distinta porque el Madrid tenía otras opciones y eligió la correcta.

En Enero el Real había perdido en casa y por lo menos por la honrilla tenía que salir a por el partido mientras que el Barcelona defendía una ventaja casi definitiva lo que rebajaba su tensión.

En este asalto al trono de Pep, Xavi y demás antimadridistas, el Barcelona tenía más presión que en la Copa, pero menos que los del amo Mou, y más tensión, más motivación. La posibilidad de quedar a un punto, dejar el gol average a favor y destrozar anímicamente al Real.

Para los nuestros era distinto porque en este duelo se podía ir a empatar. Nuestro Míster podía salir a defender, y sabemos que le gusta, pero no lo hizo, no lo hicimos.

Los representados por Karanka salieron con el bloque alto y se hicieron con el dominio en el primer cuarto de hora. Nos encontramos con un gol rocambolesco pero merecido que nos permitía amortizar esa superioridad inicial.

Con el gol de Khedira los de blanco pasaron al bloque bajo y los aficionados a viejos fantasmas pero los últimos minutos de la primera parte, más agresivos, daban que pensar.

Pensar en que quizá habíamos estado dosificándonos y que el partido iba a ser completo, redondo. Como había empezado.

Pep, recurrió a Alexis viendo que su equipo estaba lento y previsible (una vez más). El chileno volvió a castigar a los de Planeta Floren. Siempre peligroso, empató un partido que estaba controlado para el líder hasta ese momento.
Pero el también rocambolesco empate volvió a nacer de la Messi-dependencia. El de la colonia ha querido dar una vuelta de tuerca más esta temporada. Tras tres años de éxitos ha querido inventar algo nuevo (en realidad no lo es tanto), adelantó a la rata y colocó a Cesc de falso delantero para poblar, aún más, el centro del campo. A mi personalmente me gusta menos que lo de antes pero tampoco es muy cuestionable porque sus jugadores pueden todavía levantar dos trofeos.

Volviendo al gran choque, no dio tiempo a ponerse nervioso tras la igualada porque un maduro y mejorado CR aprovechó un magistral pase de Özil para encumbrarse a él y al madridismo en nuestro lugar natural: el triunfo.

En los últimos minutos el Madrid siguió controlando con algún cambio acertado como el del pirata (extraño que no juegue más minutos) y consiguió mucho más de lo que hacía falta pero si exactamente lo que necesitaba.

Necesitaba demostrar que sus ganas de ganar superan el cansancio y la inexperiencia. Necesitaba convencer a unos y confirmarnos a otros que puede mandar con los azulgranas delante. Necesitaba una inyección de moral para acometer la remontada el miércoles de una eliminatoria que vi perdida (para mi perder es un pésimo resultado fuera de casa aunque marques) y de la que tengo grandes expectativas ahora.

Sobre técnicos: excelente Yosé, todos sus jugadores estaban metidos y salvo el fideo todos estuvieron bien. Planteó bien el encuentro y manejó bien los tiempos aunque quizá el primer cambio llegó un poco tarde (el Barça ya avisaba antes del gol). Suspenso a Guardiola pero sin estar muy lejos del aprobado. Se le ha criticado mucho pero la osadía de sacar a Tello fue aplaudida en otras ocasiones, la ya mencionada acumulación de peloteros sin referencia arriba y la también citada conversión de Alves en extremo funcionó en el pasado y ante el mismo rival, por lo que muchos de los comentarios creo que son oportunistas. Quizá lo peor es que el Barcelona no tuvo capacidad para cambiar el ritmo, ni este sábado, ni últimamente. Los rivales empiezan a conocer la lección y a perder el miedo.

Ahora sin tiempo para saborear este éxito llega la Champions y los madridistas, que nunca podemos evitar pensar en el siguiente reto, queremos nuestro título, nuestra Copa de Europa. El partido será duro. Será difícil que los teutones no marquen (¿cuántas veces ha dejado el Madrid la puerta a cero en lo que llevamos de 2012?) y será difícil marcar y ser paciente contra un ordenado y convencido Bayern.

Para los vigentes campeones también puede complicarse. La semana pasada veía imposible que el Chelsea marcase jugando como en la ida y también complicado que no encajase ninguno pero después del golpe recibido en la competición doméstica todo es más real para los londinenses.

Mi pronóstico: por una vez no voy a pronunciarme, o no completamente. El corazón me dice que habrá clásico el 19 de Mayo, la cabeza también después del 21-A pero mi intuición me susurra que habrá alguna sorpresa…

Hoy, como aquel cierre de Enero, subo al carro a mi gran ídolo Rafa porque también ese día me planteaba la misma pregunta sobre él. Sus síntomas de recuperación en la final de Australia eran más que evidentes y siempre es un error enterrar a Nadal.

El espejo de casi todos los españoles tumbó al que parecía imbatible y rompió un nuevo récord. La fe de este gran madridista es inquebrantable e inspiradora.

El artículo de Enero ha resultado premonitorio porque dos referentes han demostrado la belleza del deporte y como la cabeza y la voluntad pueden superar casi cualquier obstáculo.

Nos quedan todavía grandes semanas de fútbol, con el título en las islas británicas también en juego. Aprovechemos y que haya suerte… y buenos árbitros.

Un abrazo a todos.

lunes, 9 de abril de 2012

ANSIEDAD

Buenas noches “freaks” del fútbol,

tras nuestra discusión sobre el equipo de todos, la actualidad me obliga a volver al duopolio interminable, a donde empieza y acaba todo en el mundo futbolístico de nuestros días.

Ansiedad es lo que sentimos ayer los seguidores del Real Madrid. Y sus jugadores. Y sus técnicos. Y seguramente sus directivos.

Es lo que todo el Madrid y su entorno lleva sintiendo en las últimas semanas.

Ansiedad porque la liga se complica y antiguos fantasmas reaparecen.

En el Real ya no nos salen bien las cuentas y volvemos a mirar a los árbitros después de que pareciera que esta temporada estaban beneficiándonos.

¿Cómo hemos llegado a esta situación? Creo que tiene un origen futbolístico o deportivo. La apisonadora blanca dejó de serlo después de Navidades. Errores a balón parado, bajón físico de Xabi, irregularidad en el juego…

Hubo un pequeño repunte con y tras el partido de vuelta de copa contra el enemigo irreconciliable, coincidiendo con el mejor Özil, pero volvimos a las andadas y los pinchazos han llegado.

Desde mi punto de vista el equipo ha perdido forma física y sin ella somos más lentos y previsibles en ataque y nos partimos en defensa, somos más “largos”.

Contra los de Emery me gustó la salida: presión, robos en campo contrario y control del rival pero no amortizamos ese dominio porque desde el principio estábamos separados.

Xabi y Sami no se incorporaban. Marcelo y Arbeloa tampoco, los cuatro estaban lejos del área y nuestros atacantes estaban solos. Mucho talento aislado contra una defensa ordenada, concentrada y poblada.

En los últimos minutos de la primera mitad ya empezó a cambiar la situación. El trivote de los “che”, con la ayuda de Feghouli, comenzó a mantener el balón y los de Mou a recuperarlo en la frontal del área de Casillas.

El árbitro pitó, los 22 futbolistas se fueron al vestuario y ahí empezó la ansiedad.

El Madrid salió con una intensidad malentendida. Traducida en precipitación, nervios y crispación.

Las ocasiones madridistas llegaban porque Marcelo empezó a atacar a tumba abierta y salió del campo un pivote destructivo por un mediapunta pero se abrieron los espacios también para el Valencia e Iker tuvo que salvar un mano a mano y Albiol sufrió aguantando los amagos de Pablo Hernández.

Los blancos seguían recuperando en su área y el partido era un correcalles en el que los de la Castellana tenían mucho peligro pero habían perdido la cabeza.

No se debe jugar el inicio de la segunda parte como si fuera el descuento simplemente porque no es necesario y porque cada punto cuenta.

Me duele decirlo pero los que defienden mis colores están nerviosos, desquiciados (como ya estuvieron en el Madrigal).

Lo más grave no es que lo estén los jugadores, la mayoría jóvenes y relativamente inexpertos, sino que los técnicos también lo están.

Yosé está manejando mal la situación. Siempre me ha gustado que sea tan directo y tan políticamente incorrecto pero ahora está perjudicando mucho.

Sabéis que soy defensor de la existencia del Villarato y detractor del “buenismo”. Creo que hay gente mala, conspiraciones, corruptelas y, por tanto, creo que pueden estar atracándonos, de hecho, creo que lo están haciendo pero para batir ese obstáculo adicional el equipo necesita más tranquilidad, más seguridad en ellos mismos, más fe y liderazgo.

Liderazgo en el campo y fuera de él.

La plantilla del Madrid es bastante joven, no sé si tienen mucha experiencia defendiendo ventajas y la teoría de la conspiración arbitral no les ayuda. Esa irritación aumenta su precipitación, su urgencia y resta confianza, disminuye su fe en el triunfo porque ven un muro insalvable.

Mouriño no ayuda situando públicamente al Barcelona en la final de la Copa de Europa, no ayuda no compareciendo después del empate en el Bernabéu. Alimenta la ira de sus jugadores hacia los hombres del silbato y les acerca a pensar que todo su trabajo no servirá de nada porque el campeón ya está elegido.

Hay que hacerse respetar y quizá convenga que algún directivo de un golpe en la mesa de cuando en cuando pero los que están en el vestuario deben concentrarse en el fútbol.

Los veteranos y capitanes tienen que liderar, los entrenadores tienen que liderar también. Hasta el punto en que todos no tengan ninguna duda de que ganarán todos los puntos, todos, porque lo pueden hacer si recuperan su mejor versión.

A partir de ahora todos los partidos serán una final aunque suene a tópico. Es decir, ahora cualquiera diría que el Barça se lo va a llevar todo pero el Madrid puede ir reconstruyendo su autoestima en cada partido (o no… ) a la vez que suma puntos y los resultados en una competición pueden alimentar la euforia o la depresión en la otra.

La primera prueba de fuego, es el próximo miércoles en el derbi.

Atendiendo a cuestiones futbolísticas únicamente diría que el Madrid perderá con el Bayern y no llegará a la final de Munich pero que ganará la liga. Sin embargo, cuando entran las emociones todo puede cambiar en cada choque.

Estamos ante el final de temporada más emocionante de los últimos tiempos. Disfrutémoslo y tengamos el Lexatin a mano.

Buenas noches amigos y qué viva el fútbol.